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La Compañía Alemana de Minas Elbeferld
Después de la Independencia muchas de las minas fueron abandonadas, destruidas o se inundaron, las haciendas de beneficio y los caminos estaban en iguales condiciones y la mano de obra se dispersó como lo atestiguó Henry George Ward en 1827. Ya que la minería del México independiente requería de fuertes inversiones de capital, en 1823 el gobierno mexicano expidió un decreto por el cual suspendió la prohibición a los extranjeros de trabajar las minas, permitiéndoles pactar toda clase de avíos con los dueños de las que necesitaran rehabilitación.34
En el siglo XIX hubo al parecer en América Latina una preferencia por la tecnología minera alemana. A partir de 1824 llegó a México una gran cantidad de mineros alemanes contratados por compañías mineras, en su mayoría inglesas. Los mineros alemanes criticaron la falta de planificación general en los laboríos mexicanos, tanto en los sistemas extractivos como en los de beneficio.
Por ejemplo, el sabio alemán Alejandro von Humboldt censuró cómo era utilizada la pólvora, los revestidos de la armadura del interior de las minas, la exorbitante altura de los tiros y cañones (y el error de pensar que esta altura facilitaría la renovación del aire), la anchura de los cañones de exploración, la falta de comunicación entre los diferentes planes, el sistema de desagüe y lo bárbaro de utilizar seres humanos para el acarreo del mineral en lugar de emplear carros y carretillas.
Como ya se mencionó, los métodos de beneficio tampoco fueron considerados adecuados por los alemanes, quienes pensaban que se desperdiciaba demasiado azogue, y la técnica de la amalgamación era muy tardada e imperfecta. Así, en general, había una falta de sistematización en las exploraciones y descuido en la planificación racional de la producción.
En 1824 se fundó el Deutsch-Amerikanischer Bergwerkverein en Elberfeld, Alemania. Esta compañía estaba integrada con empresarios inversionistas (más de tipo especuladores) de las regiones del Rhin, la casa reinante de Berlín y el banco oficial prusiano. En 1824, un grupo de especialistas encabezados por el director Wilhelm Stein partió para México. A partir de entonces esta compañía fue adquiriendo, por medio de contratos o inclusive por compra (a través de prestanombres), minas y haciendas de beneficio en diferentes distritos mineros. Uno de los criterios de elección de Stein era que no faltase madera y leña, así como caídas de agua para los molinos de las haciendas de beneficio. En Hidalgo obtuvieron el avío de minas en el distrito del Chico, Pachuca, Zimapán y convinieron con un señor apellidado Villamil en echar a andar la producción de sus minas de plomo en Cardonal (se tiene datos de la mina El Saltillo). A pesar de que las minas de Cardonal nunca fueron tan importantes o grandes como las de Pachuca, Guanajuato o aún Zimapán, deben de haber cumplido ciertos condiciones para que Stein calculara que valdría la pena incluirlas en su compañía: por lo menos contar con posibilidades de agua y leña.
Los mineros alemanes contratados por esta compañía contaron con escasos fondos para modernizar la tecnología, así que tuvieron que hacer mejoras menos costosas: en Cardonal se renovaron las máquinas de madera con parte de hierro, se mejoraron los arrastres, se aumentaron los mazos y se mejoró su forma y se crearon nuevas ruedas hidráulicas. Sin embargo, los laboríos mexicanos no cambiaron en el fondo, y la modificación del tipo de beneficios de metales se fue dando muy lentamente. El mineral plomoso de Cardonal era enviado hasta la fundición de El Chico, perteneciente a la misma empresa.
La compañía minera alemana quebró en 1837 sin haber dado las ganancias que los inversionistas europeos esperaban. Brígida von Mentz hace un análisis de las razones de la quiebra, que en este trabajo no mencionaremos. Sin embargo, en 1827, cuando los inversionistas estaban muy inquietos porque no habían recibido en tres años las ganancias fáciles y rápidas que esperaban, enviaron una comisión investigadora a México para que decidiese cuáles minas seguirían explotándose. El comisionado Friedrich T. Sonnenschmidt visitó cada uno de los distritos mineros y su consejo fue que los trabajos se limitaran a las minas de San Marcos, Arévalo y Santa Rosa en el Chico, San José del Oro y Angangueo en Zimapán, eliminando a las de Cardonal.35
Uno de los factores que al parecer provocaron el fracaso de esta compañía, fue la no creación de complejos agrícolas-mineros, y que siempre estuviera supeditada a comerciantes e intermediarios. Mentz menciona que dentro de las necesidades de la producción minera se debe contar con mano de obra, materias primas (madera, cueros, velas) forraje para animales, mulas, caballos y toros, para crear un complejo agrícola-ganadero-comercial importante a su alrededor. Ya que las minas de Cardonal funcionaron desde el siglo XVI (de hecho el pueblo de Cardonal se fundó a raíz del descubrimiento minero), y aunque no fue un centro de producción de la importancia de las minas de Pachuca, Zacatecas o Guanajuato, es probable que, como menciona Miranda y López Aguilar, esta zona sufriera cambios ecológicos y sociales para poder permitir el funcionamiento de la actividad minera. Posiblemente algunas de las haciendas del Mezquital y el pueblo de Ixmiquilpan (que es descrito en varias relaciones y por diversos cronistas como un lugar bastante fértil) fueron los núcleos que proveyeron recursos a la zona minera.
Nos faltan elementos para saber por qué Sonneschmidt descartó a las minas de Cardonal, pero seguramente se debió a la pobre producción de las mismas y, posiblemente, por la crisis en el sistema productivo que permitía el sostén de la mina después de la Independencia. No obstante, un padrón realizado en 1844 36 en Cardonal, el Vithé, Santuario, Santa María Tepeji (hoy Nicolás Flores), Tixqui y la zona de la barranca donde estaban las fundiciones, permite inferir que todavía en esta época una parte de la población se dedicaba a la explotación de las minas. La presencia de diversos tipos de artesanos y comerciantes confirma, en parte, que esta zona aún era económicamente productiva para sostener a una mayor cantidad de población si se compara con Chilcuautla. Al igual que en esta última zona y de acuerdo a las observaciones de Miranda para la Colonia, las comunidad minera de Cardonal (con Vithé incluido) acaparó la mayor diversidad de oficios y seguramente los habitantes influyentes de Cardonal tuvieron el control económico de la zona, mientras que las comunidades aledañas subsistían por el comercio, los diversos oficios, la venta de su mano de obra como jornaleros, o por la explotación de los bosques, como se nota claramente en las dos comunidades de la sierra (Tixqui y Tepeji), en donde buena parte de los varones eran carboneros. Si comparamos este padrón con su contemporáneo de Chilcuautla observamos, a nivel microregional, diferencias en la estructura económica de ambas regiones, en relación con la ecología, pero también con su trayectoria histórica. Mencionamos anteriormente que en Chilcuautla no se han detectado para este siglo pleitos por tierras, fenómeno que sí se observa desde la Colonia entre Cardonal, Orizabita y Santuario por el control de las barrancas (que transportaban agua) y los cerros que aún contaban con leña.
Fuente: BNAH, Subdirección de documentación. Archivo de la Presidencia Municipal de Ixmiquilpan, Alcaldía Mayor, Padrón para la captación establecida por el decreto de 7 de abril de 1842, Serie Hidalgo, rollo 10.
Para 1850, el Nigromante mencionó en su monografía la escasez de agua en Cardonal y dentro de sus industrias, la producción de cal, carbón, vino y mezcal y la existencia de 20 haciendas de beneficio.
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