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La Purísima Concepción de María

 

Según consta en la antigua crónica del Dr. Alberto Velasco, don Alonso de Villaseca llegó en el año de 1536 a esta región, pidiendo autorización para fundar una cofradía de Nuestra Señora del Rosario, misma que fue concedida por el Excelentísimo Sr. Zumarraga. Promotor de este negocio don Alonso de Villaseca, quien se convirtió en uno de los más ricos personajes dé la nueva España, en 1545 trajo dos imágenes desde los reinos de castilla e hizo construir dos capillas: Una en Cardonal, donde deposito una imagen de La purísima Concepción y otra en Mapethé un Cristo en la cruz conocido en esos años como el cristo del real de minas, del plomo pobre, del Cardonal, hoy conocido como Señor de Santa Teresa. Era el comienzo de la vida eclesial en este territorio, que a la postre se convirtió en la “Parroquia la purísima Concepción de la Beatae virgen Mariae en Cardonal del Plomo Pobre”. La purísima Concepción desde entonces se quedó como patrona de la parroquia en su sede de Cardonal.

 

La escultura de la purísima Concepción que preside el altar mayor de la nave corresponde a una doncella uniendo las manos sobre el pecho. Viste tunica blanca y esta cubierta por una capa azul celeste, Junto a ella hay dos esculturas que representan a Santa Ana y san Joaquín, sus padres. A su derecha existen dos lienzos: uno que encarna los desposorios de maría con José; y otro que representa la natividad de la virgen, donde se observa a Santa Ana convaleciente en su lecho de parturienta y a San Joaquín presidiendo la escena.

 

Desde su fundación  la parroquia de Cardonal, esta dedicada a la inmaculada Concepción de María en su advocación de la purísima Concepción. En el atrio del conjunto arquitectónico hallamos elementos esculturales y pictóricos que nos recuerdan la relación entre María y Jesucristo. El más importante, sin lugar a dudas, lo constituye la cruz atrial y la ermita que lo protege. La cruz que también mira hacia la entrada del templo- tiene labrados en su superficie los símbolos de la pasión de Cristo, con lo cual se alude a los sufrimientos que atravesó para conseguir la salvación de los cristianos. Y la cúpula que remata la ermita luce cinco pequeñas esculturas – que también miran en dirección al templo- , representativas de otros tantos personajes relacionados con la madre de Dios.

 

La escultura central corresponde al arcángel san Miguel, capitán de los ejércitos celestiales y fiel protector de la virgen María. Las figuras del frente simbolizan a dos papas o doctores de la iglesia; uno de ellos muy probablemente sea San Agustín, patrono de la orden fundadora de la parroquia de Cardonal, y el otro quizá se trate del papa Sixto IV, quien favoreció la devoción hacia la purísima Concepción a finales del siglo XV. Las esculturas de la parte posterior representan, el que sostiene un arpa, al rey David, y el otro que porta turbante, al rey Salomón, miembros del linaje de la virgen María  y pilares del Antiguo testamento.

 

Más símbolos de la letanía luterana, encontramos en el claustro del templo. Es un jardín cerrado o cercado (hortus conclusus), una fuente de los jardines (fons hortorum), un pozo de agua viva (puteus aquarum conclusus).

Una pequeña escultura de cantera de la virgen María, colocada en la parte superior en un nicho que corona la portada del templo, preside y bendice todo lo que en el atrio sucede. Además su actitud se interpreta como una invitación a pasar a su casa, el templo parroquial. Todos estos símbolos plasmados en el conjunto arquitectónico y las actividades religiosas desarrolladas durante todo este tiempo, nos pueden llevar a deducir que desde su fundación el real de minas comprendido territorialmente desde el hoy Cardonal hasta Santuario Mapethe tuvo bases que remontan a una consonancia bíblica. María y Jesús, Cardonal y Santuario Mapethe, La purísima Concepción y el cristo del real de minas, María consuela a su hijo y lo acompaña siempre cuando este sale de su templo en el santuario la llamada casa de Dios por los indígenas en el siglo XVII. Jesús regresa a casa de su Madre para vivir el martirio en el viacrucis y tras la resurrección asciende a la casa de su Padre. Peregrinación que hoy conocemos como la bajada y subida.

 

Como vemos históricamente el real de minas ha establecido una relación que perdura hasta nuestros días, expresando fielmente la relación de Cristo con su Madre.

En el año del 2012 la escultura de la purísima Concepción se sometió a un proceso de restauración dado el avanzado deterioro que presentaba, ocasionado por las constantes peregrinaciones que se realizan con esta imagen a los diferentes pueblos que conforman la parroquia de Cardonal. El entonces vicario de la parroquia antiguo párroco de la misma P. Hubert Dephoff tuvo el concurso de mandar a realizar una replica de la misma, una virgen peregrina que regalo a la feligresía de Cardonal para seguir manteniendo vivas sus tradiciones..

La escultura de la virgen peregrina de la purísima Concepción fue tallada en madera de cedro rojo completamente a mano por los hermanos Jose Manuel, Antonio, Salvador e Hilario Tera Ramos en la comunidad de Tocuaro Michoacán. El periodo de tallado comprendió desde principios del mes de octubre del 2012 y fue entregada el 21 de enero del 2013 al padre Hubert Dephoff. Una vez la nueva escultura de la virgen peregrina en Cardonal fue llevada en procesión desde la capilla del centro social de Cardonal hasta la sede del templo parroquial el día 3 de febrero del mismo año. Donde fue bendecida por el padre Hubert, acompañado del padre Pedro Gottard y el párroco de la parroquia Alberto Gress Martínez. Y posteriormente coronada por el Obispo de la diócesis de Tula Juan Pedro.

Santa Ana y San Joaquín

 

Una antigua tradición, datada ya en el siglo II, atribuye los nombres de Joaquín y Ana a los padres de la virgen María. El culto aparece para Santa Ana ya en el siglo VI y para San Joaquín un poco más tarde. La devoción a los abuelos de Jesús es una prolongación natural al cariño y veneración que los cristianos demostraron siempre a la madre de Dios.

 

Santa Ana madre de nuestra Señora, la virgen María, nació en Belén. El culto de sus padres le está muy unido. El nombre Ana significa "gracia, amor, plegaria". La sagrada Escritura nada nos dice de la santa. Todo lo que sabemos es legendario y se encuentra en algunos documentos, según el cual a los veinticuatro años de edad se casó con un propietario rural llamado Joaquín, Galileo, de la ciudad de Nazaret. Su nombre significa "el hombre a quien Dios levanta", y, según san Epifanio, "preparación del Señor". Descendía de la familia real de David. 

 

Moraban en Nazaret y según la tradición, dividían sus rentas anuales, una de cuyas partes dedicaban a los gastos de la familia, otra al templo y la tercera a los más necesitados. 

 

Llevaban ya veinte años de matrimonio y el hijo tan ansiado no llegaba. Los hebreos consideraban la esterilidad como algo oprobioso y un castigo del cielo. Se los menospreciaba y en la calle se les negaba el saludo. En el templo, Joaquín oía murmurar sobre ellos, como indignos de entrar en la casa de Dios.

Joaquín, muy dolorido, se retira al desierto, para obtener con penitencias y oraciones la ansiada paternidad Ana intensificó sus ruegos, implorando como otras veces la gracia de un hijo. Recordó a la otra Ana de las Escrituras, cuya historia se refiere en el libro de los Reyes: habiendo orado tanto al Señor, fue escuchada, y así llegó su hijo Samuel, quien más tarde seria un gran profeta. 

 

También Ana, habiendo conocido la razón de la prolongada ausencia de su esposo, clamó al Señor pidiéndole que retirase de ella la maldición de la esterilidad y prometiéndole dedicar su descendencia a Su servicio. Sus oraciones fueron escuchadas; un ángel visitó a Ana y le dijo: "Ana, el Señor ha mirado tus lágrimas; concebirás y darás a luz y el fruto de tu vientre será bendecido por todo el mundo". El ángel hizo la misma promesa a Joaquín, quién volvió a donde su esposa. 

Y así también Joaquín y Ana vieron premiada su constante oración con el advenimiento de una hija singular a quien llamaron Miriam, (María). Esta niña, que había sido concebida sin pecado original, estaba destinada a ser la madre de Jesucristo, el Hijo de Dios encarnado. Desde los primeros tiempos de la iglesia Santa Ana y San Joaquín fueron honrados en Oriente; después se les rindió culto en toda la cristiandad, donde se levantaron templos bajo su advocación. 

Natividad de la virgen María.

 

8 de septiembre

 

Más de cuarenta siglos habían pasado desde que Dios, a raíz de la caída original y en la misma hora que fulminaba su castigo sobre los culpables, dejó brillar, en medio de su enojo, un rayo de luz y de esperanza, precursor de su inmensa misericordia. Al tocar el turno a la serpiente tentadora, es decir al diablo, le dijo Dios: "Enemistades pondré entre ti y la mujer, entre tu posteridad y la suya: Ella quebrantará tu cabeza y tú morderás su talón". (Gen. 3, 15).

 

La tradición cristiana ha visto siempre en esas palabras, la gran promesa del Redentor futuro y de su completa redención o victoria sobre el pecado y el demonio.

 

La promesa divina se cumplió, hace ya mas de dos mil años. Llegada, en efecto según el plan divino, la plenitud de los tiempos, como aurora divina de redención apareció María Inmaculada y llena de gracia, de la cual nació a su tiempo el divino Sol de Justicia, Cristo Jesús, nuestro Redentor, el prometido Triunfador invicto del demonio, del pecado y de la muerte.

 

La virgen María fue la madre de Jesús y, con este hecho, se cumplieron las Escrituras y todo lo dicho por los profetas. Dios escogió a esta mujer para ser la madre de su Hijo. Con ella se aproximó la hora de la salvación. Por esta razón la Iglesia celebra esta fiesta con alabanzas y acciones de gracias.

 

El nacimiento de la  Virgen María tuvo privilegios únicos. Ella vino al mundo sin pecado original. María, la elegida para ser Madre de Dios, era pura, santa, con todas las gracias más preciosas. Tenía la gracia santificante, desde su concepción. Después del pecado original de Adán y Eva, Dios había prometido enviar al mundo a otra mujer cuya descendencia aplastaría la cabeza de la serpiente. Al nacer la virgen María comenzó a cumplirse la promesa.

 

La vida de la virgen María nos enseña a alabar a Dios por las gracias que le otorgó y por las bendiciones que por Ella derramó sobre el mundo. Podemos encomendar nuestras necesidades a Ella. 

 

La fiesta de la natividad de la santísima Virgen María se comenzó a celebrar oficialmente con el Papa San Sergio (687-701 d.C.) al establecer que se celebraran en Roma cuatro fiestas en honor de Nuestra Señora: La Anunciación, La Asunción, La Natividad y La Purificación. 

 

Se desconoce el lugar donde nació la virgen María. Algunos dicen que nació en Nazaret, pero otros opinan que nació en Jerusalén, en el barrio vecino a la piscina de Betesda. Ahí, ahora, hay una cripta en la iglesia de Santa Ana que se venera como el lugar en el que nació la madre de Dios.

Desposorios de la virgen María.

 

Según la tradición judía de aquel momento, los jóvenes varones se desposaban entre los dieciocho y veinticuatro años, mientras que las jóvenes mujeres a partir de los doce años eran consideradas doncellas (na'arah) a partir de esa edad podían desposarse.

 

El matrimonio judío tenía dos momentos, desposorio y matrimonio propiamente dicho: el primero era celebrado en la casa de la novia y traía consigo acuerdos y obligaciones, aunque la vida en común era preciso. Si la novia no había estado casada antes se esperaba un año después del desposorio para llegar a la segunda parte, el matrimonio propiamente dicho, donde el novio llevaba solemnemente a la novia desde la casa de sus padres a la de él.

 

Los desposorios entre los judíos equivalían a nuestra boda, aunque no eran nupcias definitivas. Si después de los desposorios ella era infiel a su marido se la consideraba adúltera, y si éste moría, a ella se la consideraba viuda.

 

Los desposorios judíos suponían un compromiso tan real que al prometido se llamaba "marido". Aunque María no vivía todavía con San José, ya era su legítima esposa. Por eso el ángel llama a María esposa: «José, no temas aceptar a María, tu esposa» 

En cuanto a la naturaleza del matrimonio hay que decir que San José y la virgen María contrajeron verdadero matrimonio en cuanto a su esencia (o como se dice en teología: en cuanto a su primera y esencial perfección) porque lo formal del matrimonio (lo que constituye propiamente a un hombre y una mujer en esposos) es el consentimiento para la unión conyugal, es decir en la unión indivisible de los ánimos.

 

En cuanto a la segunda perfección (que es el uso del matrimonio o unión carnal de los esposos) José y María renunciaron voluntariamente antes ya de que María fuese introducida en casa de José. ¿Esto implica imperfección del matrimonio? Hay que distinguir que en cuanto a la unión carnal, no fue matrimonio perfecto, pero sí fue perfecto en cuanto a la educación de la prole: el niño Jesús.

Los Evangelios canónicos no relatan esta escena de los desposorios de María y José y los artistas para crear este episodio siguen el relato según la leyenda Áurea y los apócrifos. Cuando la virgen María alcanza la edad de catorce años, el sumo sacerdote quiere darle un esposo. Convoca a todos los descendientes solteros de David. Es escogido San José a quién le florece la vara que portaba y sobre la cual se posa la paloma del Espíritu Santo. El episodio de los Desposorios de la virgen tuvo también lugar en el templo de Jerusalén. En el centro se sitúa al sacerdote que realiza el ritual del matrimonio entre la virgen y San José. Se representa el instante en que María recibe el anillo de desposada y se toca con una corona. Detrás aparecen familiares y amigos asistentes al acto. 

 

 

Fundamentos de devoción.

 

La inmaculada (Purísima) Concepción es el privilegio por el cual María es la única persona que habría sido concebida sin pecado entre todos los descendientes de Adán y Eva. El tituló no se refiere a la concepción de Cristo en el vientre déla Virgen, sino a la concepción de la virgen en el vientre de su madre Santa Ana, o más  bien en el pensamiento de Dios, que por una gracia insólita la eximio de pecado original.

 

La inmaculada es la virgen elegida antes de su nacimiento, concebida antes que Eva en la eternidad (Prov.8:22). Ella desciende a la tierra, enviada por Dios para redimir al género humano del pecado original. Así, se opone ala Virgen de Asunción, con la cual se le confunde constantemente, pues esta ultima, en sentido inverso, después de su muerte, es ascendida al cielo. Para distinguirlas, a la inmaculada Concepción se le simboliza con los ojos dirigidos hacia la tierra, mientras la de La asunción los eleva donde Cristo la aguarda.

 

Comúnmente se le rodea de los símbolos de la letanía lauretana, que son su escudo de armas, de la misma manera que los instrumentos de pasión constituyen el blasón  de Cristo. Se la compara con el sol, con la luna, con la estrella del mar. Es un jardín cerrado o cercado, una fuente de los jardines, un pozo de agua viva. Equivale también al cedro del Líbano, al Olivo, al lirio que florece entre espinas, al rosal. Es un espejo sin mancha, saludada con los nombres de torre de David, ciudad de Dios y puerta del cielo.

 

“Apareció en el cielo una señal grande, una mujer envuelta en sol, con la luna debajo de sus pies y sobre la cabeza una corona de doce estrellas”, se le en el Apocalipsis (12); y por eso esta Virgen suele representársele de pie, sobre una luna creciente de plata, coronada de estrellas, extendiendo los brazos o uniendo las manos sobre el pecho. Porta una tunica blanca que representa la pureza, cubierta con una capa azul celeste que recuerda que fue levada al cielo, de la cual es reina, y de donde desciende para redimirnos.

 

En ocasiones la imagen se acompaña de esculturas o pinturas que representan a santa Ana y san Joaquín, padres de la virgen María, así como escenas de diferentes momentos de su vida; La natividad de la virgen María; Los desposorios de María y José, la presensación de la virgen en el templo; la virgen niña con santa Ana entre otros.

Aunque su devoción tiene origen en la edad media, hace 800 años, el culto a La Inmaculada Concepción o Purísima Concepción no fue instituido oficialmente hasta 1854 por el papa Pío IX.

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