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La Minería en Hidalgo

 

Motor fundamental de la conquista novohispana, capaz de incitar a cientos de peninsulares a viajar para establecerse en tierras americanas, fue sin lugar a dudas la explotación de los ricos y abundantes yacimientos de metales preciosos, hallados en tierras americanas, de entre los cuales destacaron los importantes veneros de oro y la plata que tanto los conquistadores, como los primeros colonizadores, admiraron en pectorales, brazaletes y otros adornos personales que portaban los naturales. Es por ello que después de la caída de Tenochtitlán, Hernán Cortés se apresuró a enviar emisarios que fueran en busca de los lugares donde se obtenían esos metales.

Prácticamente las indagaciones sobre posibles centros mineros, se realizaron a lo largo de la década siguiente a la caída de Tenochtitlan, aunque fue hasta 1532 cuando se inician los trabajos en él que sería el primer distrito minero, que abarcó los Reales de Taxco, Sultepec y Zumpango del Río. Llamándose Reales a esos sitios, en razón de que todo lugar donde se hubieran descubierto minerales a explotar, era decretado de inmediato jurisdicción de la corona "Real", la que tenía la facultad de entregar en concesión a particulares, la explotación de las minas, bajo el compromiso de mantener 20 operarios y cubrir la vigésima parte de lo producido a la corona.

En el hoy estado de Hidalgo, las minas más antiguas se descubren

Hacia 1537, en el lugar que se denominaría Real de Minas de Santa María de La Concepción, ubicado en el hoy municipio de El Cardonal, cercano a Itzmiquilpan, población de la que tomaron su nombre y a la que dieron renombre. La primera mina explotada en aquel sitio fue la bautizada con el nombre de "San Tomé", apocope de Santo Tomás, la que para 1540 había coadyuvado a formar la fortuna del hombre más rico de la Nueva España, en el siglo XVI, don Alonso de Villaseca. Pocos años después, según la relación de Tolnacustla (Tornacuxtla), se inició la temprana explotación de las minas de Capula, cercanas a la actual ciudad de Pachuca, que fueron explotadas a finales de la primera mitad del siglo XVI, aunque la pobreza de sus minerales propició su pronto abandono hacia finales de aquella misma centuria.

Por esos años, las comarcas de Pachuca y Magoshti, hoy Real del Monte, hasta entonces vivían medianamente de la agricultura y la ganadería, por no conocerse evidencia alguna sobre la existencia de mineral alguno, como se informaba en el documento denominado Suma de Visitas, especie de censo realizado entre 1548 y 1550.

Una vieja leyenda cuenta que en abril de 1552, un pastor de cabras llamado Alonso Rodríguez de Salgado, encontró en una estancia denominada Tlahuelilpan, cercana al pueblo de indios de Pachuca, una veta rica, principalmente en plata, que estaba casi a flor de tierra, la que registró el 29 de abril de ese mismo año y explotó con el nombre de "La Descubridora Vieja".

En relación con este mismo hecho, otra versión señala que fue Constantino Bravo de Lagunas quien hizo el descubrimiento de la descubridora Vieja y que fue Juan Siciliano, el primero en trabajarla. Cualquiera que sea la versión, lo que está fuera de toda duda es que el descubrimiento de las minas de Pachuca se realizó hacia 1552.

En Real del Monte, el hallazgo de las primeras vetas se efectuó, como se señala en la descripción anónima de las Minas de la comarca, en el mismo 1552, por Alonso Pérez de Zamora, quien también fue el primero en trabajarlas. Otro descubrimiento sucedido en la segunda mitad del siglo XVI, aunque se desconoce la fecha exacta, fue el de los yacimientos argentíferos de Atotonilco el Chico (hoy Mineral del Chico), donde una curiosa crónica narra que este suceso ocurrió de manera casual, cuando un negro fugitivo, al penetrar en lo áspero del monte para esconderse de su amo, encontró una mina muy rica, que fue de inmediato denunciada por su amo, debido a lo cual el legendario esclavo alcanzó, primeramente su libertad y enseguida compartió con su amo una gran fortuna y, por ende, el perdón de su señor por la fuga.

Es importante señalar que todo Real de Minas cuenta con al menos una leyenda que explica el nacimiento de la explotación de sus minas, en la que se mezclan datos ciertos y corroborados con otros inventados por la conseja popular, tal es el caso de nuestros Reales, donde se han tejido fantásticas narraciones, a las que acudiremos en nuestras siguientes colaboraciones.

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